miércoles, 17 de diciembre de 2008

NUEVO LIBRO: TRANSFORMER




MIGUEL ILDEFONSO
Lima, Perú, 1970.

Estudió Literatura en la Universidad Católica e hizo una Maestría en Creative Writing en la Universidad de El Paso, Texas. Luego de esos iniciales años con el movimiento poético Neón, ha publicado los libros de poesía: Vestigios, Canciones de un bar en la frontera, Las ciudades fantasmas, M.D.I.H., Heautontimoroumenos, Los desmoronamientos sinfónicos e Himnos. En el 2005 publicó el libro de relatos El Paso con el que ganó el Premio Nacional de Cuento de la Asociación Peruano-Japonés. En el 2006, la novela Hotel Lima, basándose en la vida del genial pintor marginal Víctor Humareda. Ha coeditado la antología Memorias In Santas, y ha sido autor de varias otras. Dirige la revista virtual El Malhechor Exhausto. Codirigió la Revista de Literatura Pelícano. Ha ganado, entre otros, los premios: Primer Premio Poesía Juegos Florales Universidad Católica (1995), Primer Premio Juegos Florales Poesía El Paso- Texas University (2001), Primer Premio Copé de Oro Poesía (2002) y el Concurso de Cuento “Alfredo Bryce Echenique” (2003). En el 2007 fue invitado al Festival Rodante de Poesía Latinoamericana LATINALE en Alemania, también realizó lecturas en Francia, Argentina y Chile. En el 2008 participó en el Festival Internacional de Poesía de Medellín y en el I Encuentro de Jóvenes Autores en Teruel, España, La Piedra En El Charco. Tiene inéditos la novela El viaje de Camino y el libro de poesía Travesías. Colabora con diferentes revistas. Y, en fin, todo lo que tiene que ver con el sórdido arte de la literatura.



Adelanto de Transformer


1. CONSUELO/ SIN SUELO

Huir en los bagazos/ herido por la espalda/ al desierto va por lana/ mojado va por su chiquilla mojada/ herido en los tuétanos vacíos/ parido en una red eléctrica/ por zanjas en llamas/ remangándose el corazón/ estrellas mojarrines/ va diciendo/ encaramándose/ va jalando por el viento/ retostándose con cactus/ la tatema que lo raya como serpiente hambrienta/ vinites por lana/ saldrás por la tiznada/ posticites como el mismo desierto celador/ una chucha o cuchillo en tu espalda/ el desmerequetengue del desierto/ es cierto/ entonces son estos muertos que bailan la tandaraleola del sol funerario/ es el amor sin permiso/ un pobre huacho del cielo a quien le cae la calaca/ mi chiquilla no me cures/ el amor es como la lepra/ dijo el desierto/ tengo quirme mi vida/ otro desierto me espera sin gringuía/ huido del sol/ pero otro sol apelmazado en sus puntadas lo llama/ una luna todoparidora desaparrada que cuida de estas almas tatemadas/ encenizadas países del sur/ de la chingada/ se va por las tolvaderas escenificadas en el espectáculo nimbado de la frontera


2. APOCALIPSIS NOW

todo es un desierto
donde la palabra
es solo algo que pasa
cruza el coyote que agoniza
bajo la luna que lo apuñaló
tu soledad vive en ti
porque tu amor
ha llegado desesperado
a este desierto
un solo trazo de tu sueño
hace realidad este desierto

Es la escena final de Apocalipsis Now
Brando baja de su moto
su casaca negra da la espalda a la cámara
La punta del machete brilla mientras se oye
unos versos de Eliot
El buey da su último suspiro
apenas tuvo tiempo para darse
cuenta de lo que le pasó
Jim Morrison con el torso desnudo
danza al fondo entre los indios
y delante de él la multitud del concierto en Miami lo corea
Thomas Eliot se quita sus lentes redondos
viste impecablemente una camisa hawaiana
saluda al público quitándose su sombrero de paja
A su lado Ginsberg también con el torso desnudo
menea la cintura
La cámara pone un acento donde no hay
Brando improvisa un tango antes de caer
sin culpa, así se escribió el guión
Todos los sobrevivientes del primer hombre
se dirigen al río Grande
quieren estampar sus manos en Hollywood
Pero el río y la noche son una misma cosa
en las tinieblas
La border patrol les clava una cruz en la espalda
y tras la malla metálica
un “mojado” que ha caído herido empieza a recitar:
horror! horror! horror!


el vaho tibio que exhala el cuerpo enamorado posee la corriente de aquella sangre que posee otro cuerpo enamorado

(vivía en Yandehl a eso de las 10 y 15 de la mañana - escribía un poema encerrado en un cuarto - en el segundo piso tenía una ventana por donde veía Juárez - las colonias a las afueras del mundo - pero decía que escribía un poema - un poema que caminaba por Randolph hacia la avenida Oregon - recolectando latas vacías alacranes secos - los días pasaron por la ventana rota - el olvido es un dios muerto dibujado en la cara triste de la frontera - allí solo pasaban carros de más de quince mil dólares - arrugados carros como los bostezos - cada amanecer sin embargo era otro silencio - algo tenían aquellas casas desparramadas en el desierto - algo como la voluntad de no estar allí por mucho tiempo tomaba un poco de agua algo así como una ilusión se resistía a morir - y venía cuando quería callada como un sueño - tan delicada que a veces una molécula suya se partía en dos cuando la deseaba - entonces respiraba hondo las hojas el viento el sol - lo que no veía un 25-02-01)


***


18. EL CHE

Salí del City Light y entré al Vesuvio aún borracho. Hey, Ernesto – me dijo la mesera de cabello rojo corto. No estaba muy bonita, era nueva además, por eso no recordaba su nombre. Cómo estás, che? Bien. Dame un cuba libre, linda. No me recuerdas. No? A la hora ya veía a los fantasmas de mis abuelos: César Abraham, José Carlos, José María, bailando entre las mesas y la rockola. Era temprano aún. Por eso salí a buscar a Dean entre las gaviotas. Caminaba por Main. Una guitarra repiqueteaba en la acera sucia de San Francisco. Frente al gran puente de la Bahía saque mis audífonos y me los coloqué en las orejas: “de Alto Cedro voy para Macaré, llego a Cueto, voy para Mayarí”, sonaba la canción de Buena Vista Social Club. Yo llevaba una estrella en la frente, adonde miraba, siempre había utopía


Gilbert St. Y College St. (Iowa) estuve parado en esta esquina viendo a las muchachas pasar obstinado en que acabe la guerra que no se ve - bonitas chicas de Iowa yo paraba en esa esquina tomando el pulso a sus casitas de madera junto al río junto a tantos árboles que me decían la guerra no terminará


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